Miré por la ventanilla. Medio nublado. Las 15 hs, pongamosle. Donde me estaba metiendo ?
Baje del colectivo, camine 2 cuadras. Llegué. Desconecte el MP3. Si, era la mesa. La que hace 5 meses me deja apostarle. Esa fija que uno tiene. Sabes que podes ir. Esta sola ? si.. no. No lo está. Pero los otros pasan cuando vos no estas. Que hacen sus apuestas, y probablemente ganen tambien. La mesa ganadora, la que apostas-ganas. Win-Win le dicen. Yo se que si voy, apuesto y gano. La mesa me invita a que apueste por ella, pero conozco sus mañas. Se que voy a perder. O mas bien, no voy a ganar nada. Porque entonces?
En la otra sala, la otra mesa, mas tentativa. De reojito nomas. El casino es grande, muchas salas, muchas mesas. Hace tiempo que entré, y no quiero (ni puedo) salir. Pase por algunas, pero en este momento solo me importaba una.
Tiene gente. Hay competencia, el juego es mas agresivo. Conviene apostar? Lo vale? Son muchas las preguntas que se pasan por la cabeza. La mesa esta ahi.. tentadora. Tiene un par de apostadores, pero pasan sin pena ni gloria. Pasan a chusmear, a mirar, no tiran movimientos, fichas. No saben, no pueden. No quieren. Yo supe ganarme el lugar. Una sillita, al costadito, me da lugar a poner algunas fichitas, mientras otros apostadores fuertes son tentados. Puse mis fichitas. Con cuidado, delicadamente, fui sumando. La ruleta empezo a girar..
"Si queres apostá, pero vas a tener competencia.". Directo, sin vueltas.. Por lo menos parece confiable. Hoy en dia, cualquier solo busca que apuestes, y cagarte la plata. O esa fue mi sensación.
"Mejor me voy a la otra mesa". Siempre esta ahi, disponible. Cuando queres derrochar dinero. Cuando no te importa nada, donde todos pasan como puerta giratoria, vas, y apostas fuerte. La mano te pesa, tenes que cuidarla. Solo necesitas guantes de Latex. Total, las mesas no se ven, no se conocen, no se enteran, y yo puedo ir libremente a ambas. No lo dudé. O si, demasiado. Me acerque temerosamente. "Mira que si apostas, yo te juego todo". Lo dudé. Pense con la mano, solo con eso. Puse una fichita. La mesa me miraba. "Jugate Todo". Me lo decia. La mirada me comia. Yo sabia que tenia que hacer, no habia mucha vuelta que darle.. solo tenia que buscar los guantes, y jugarme a todo o Nada. Puse otra ficha. Puse casi todo, fui a lo fuerte, aposte casi todo lo que tenia. Me faltaba una ficha. La definitoria.
La tenia aun, sabia que tenia que hacer.. Sabia cual era la movida. La mesa no hacia mas que provocarme.. La ruleta daba vuelta y vuelta. Pero no. Mi mente voló a cualquier lado. Me senti raro.. No era yo. Definitivamente.
Tuve que abandonar. Me retiré. Estuve a punto de, pero decidi retirarme mientras pude. Porque lo hice ? Fue lo correcto ? Seguira la mesa disponible ? No lo se.. por suerte, no tuve mas que subirme a un colectivo, y dejar que el MP3 me distraiga, esa magia que tiene la musica.
Yo queria la otra mesa. Aunque aceptase otros apostadores, no me importaba. La queria. Yo queria ir, sentarme, jugar, ver, conocerla, sentir, apostar. Ganar. Sobre todo, ganar. Ganarle a los rivales, sentir "me lo merezco. Lo busque, lo conseguí, gané". La mesa invitaba a apostar. Te insinuaba, te buscaba, te hacia de una u otra manera que la recuerdes. Un mensajito, algun textito, daba señales de vida. A la mesa le gustaba que la cuiden, que la deseen, pero tambien se preocupaba por buscar otros apostadores. Y no le importaba si yo me enteraba. Me jodia eso? No. Llegue a estar sentado con la competencia. Asi, mientras mis competidores pensaban, evaluaban.. probablemente viendo si retirarse o que, yo apostaba. Pero lo mejor, es que no me veian hacerlo, solo era como un espectador mas. Apuesta silenciosa. La que evita explicaciones.
Puse mis fichas. Apuesta a largo plazo le decían.. Que numero ? No lo se, cualquiera. Pero estar ahi, que la casa sienta mi presencia, que no la olvide, y sobre todo, me invite a apostar, porque ese era su negocio. Pero..
"No va mas". No aceptó mas apuestas. De repente, paró la ruleta. Porque ? La casa se preocupa por mi. Me cuida. Cuida mis fichas. Vió una apuesta fuerte, y me cuido, cuido mi capital.. o mas bien, se cuido a ella misma. Porque cuando uno apuesta fuerte, tal vez gane. Y mucho. Y si la casa no gana, hay que pagar las consecuencias.
Recordé las otras mesas.. todas, a su manera me habian "cuidado". Será que cuando ven la apuesta fuerte, cuidan su dinero ? Tienen miedo de apostar, con los riesgos que implica? "La casa se reserva el derecho de Admision" se comenta. Y de que manera. Parece que por ahora, el Casino solo piensa que va a perder. Pero la mesa no te avisa, no te dice "no va mas". Te envia un tercero. Un monitor. No ves a la mesa que te raje, que te corte la apuesta, que cuide su capital; intermediario delante, te corta la movida. Uno no escucha.. lee.
La frase que lei, ya esta trillada.
Que camino queda ? Pues bien.. solo voy a recordar la apuesta que no pude ganar, y a la mesa la voy a ver de reojito.
Hay que buscar una nueva mesa, hasta encontrar la ganadora, la que no tenga miedo de apostar y ganar, juntos, un millon de Dolares.
Mientras tanto, puedo apostar en la fija, la que no tiene miedo de apostar.. porque no tiene nada que perder. Y seguir buscando. Porque yo tampoco tengo nada que perder.
Brillante. La síntesis que lográs mezclando las metáforas escritas, los eufemismos, sumado a la música de AP, es simplemente sublime.
ResponderEliminarPodría reducirlo a un concepto puramente técnico, en el sentido de la construcción "multimedia" del contenido (usando el texto escrito junto a la música dentro de la misma temática, impresionando simultáneamente dos sentidos) lo que permite transmitir el mensaje más fielmente a tus intenciones originales como autor; pero estaría obviando el aspecto artístico que permea las ideas que presentaste, concretamente a la estética de la entrada tomada como un todo.
Un filósofo con dos dedos de frente (y hay pocos en este grupo) te diría que abrazaste el existencialismo. Lo único que reclamas como tuyo, como capital inalienable, es la libertad de hacer o no hacer, algo que no te pueden arrebatar porque es lo único que te diferencia de una piedra o un conejo. De lo que te conozco se desprende que no le tenés miedo a tomar decisiones, a actuar, y no te escuché nunca participar con convicción deliberada en un debate sobre lo que serías capaz o incapaz de hacer desde el punto de vista de la moral, o sea, de tu "esencia". Aunque sea tácitamente, creo que pensás que tu esencia la construís haciendo, y como sos libre, tus actos no los limita ningún corsé moral previo, sino completamente a la inversa, a partir de tus experiencias levantás una pared de moral y códigos.
No te aplaudo, amigo, por tener esta forma de ser. Te aplaudo porque tu cabeza trabaja lo suficiente como para reflexionar, y tener una personalidad lo suficientemente compleja (o profunda) como para resultar interesante leerte, escucharte o discutirte. En esta época de "personalidades de comida rápida", la regla es el estereotipo de cada edad (léase, el boludo adolescente irresponsable e ignorante, el viejo mala onda, etc) que se copian de la tv o de cualquier otro medio de difusión masiva o de referentes populares (tinellísticos), y es un hecho que discutir o estar de acuerdo con ese tipo de personas, cualquiera sea el tema, resulta ocioso y en definitiva una pérdida absoluta de tiempo, ya que no hay nada detrás de sus creencias más que la fe en lo que otros pusieron dentro de su cabeza como verdades. En otras palabras, lo tuyo es original, y si hay un recurso escaso hoy día, es la originalidad de ideas y de respuestas frente a los problemas de la vida; y en cuanto a aquellos que despotrican contra los medios de comunicación por la capacidad de formar opiniones (y yo iría más allá, de personalidades inclusive) como el grupo Clarín, la fundación Noble y demás, considero que están meando fuera del tarro, en tanto es única y exclusiva responsabilidad de cada individuo encarar el trabajo de pensar, reflexionar sobre el mundo y crear una personalidad original por fuera de los referentes previos y de lo que se intenta introducir en las mentes ajenas. El problema real es que la gran mayoría de la población no está dispuesta a invertir el tiempo y la frustración que implica trascender la experiencia sensible y empezar a reflexionar, el "ir más allá", de ser originales.
De más está decir que me fui del tema concreto de la entrada (que interpreto a la luz de lo que hablamos ayer), pero me parece que no necesitás consejos, y menos de mi parte. Como rematás -con ese estilo inequívocamente existencialista- el texto: "(...) Y seguir buscando. Porque yo tampoco tengo nada que perder"; tu libertad no te la pueden sacar, por eso no podés perder nada con ejercerla, y de ese ejercicio renace todos los días la identidad de Gonzalo D'Elia. Una identidad valiosa con códigos fundados en esa experiencia, forjada por frustraciones que hacen a la sabiduría, y que sigue sorprendiendo a quienes te conocen.
Un abrazo