Manifiesto Friedmanista



Dr. Friedman
es un personaje mítico, una leyenda urbana, un rumor que trae el viento, un chajá que dice "chajá" pensando que le vas a afanar los pichones. Está en todas partes: desde la mancha de café con leche en tu cuaderno de apuntes, hasta el doblés blanquito de ese boleto de subte enterrado hace años en el bolsillo de aquella ochentosa campera flúo que ya no usas. Es la esencia filosófica detrás de la pelusa del ombligo, la fuerza que mueve a Yoda a hablar al revés.

Pero sobre todo, está ahí cuando gritás al viento "LA PUTA MADRE, PORQUE TODO ME PASA A MI?"

No solo te paso a vos. También nos paso a nosotros. También le pasó a ÉL.

domingo, 12 de agosto de 2012

El acompañante


Sentí la necesidad de escribir. Se que a muchos les relaja. Te da una escapatoria. A mi muchas veces me ha pasado. Lo he mencionado multiples veces. Me siento, música de fondo mediante (casualmente siempre es Pink Floyd cuando escribo; debe ser que acompaña a mi estado de animo), y empiezo y sale lo que sale.
Carezco de la rima, de la poesía, que tienen para escribir, para atraer, para transmitir, otras personas.
 No sé expresarme bien, hay cosas que escapan a mi, o yo les escapo.. Están ahi, te dicen "si, soy lo que te pasa, entendeme, comprendeme, analizame, solucioname, no me ignores". Entonces no son mas que un bultito, un bultito que está presente todo el tiempo. Escucha cuando escuchás, habla cuando hablás, ve lo que no deberías ver, o lo que no quisieras ver.
Te contesta, te dice, te recomienda, hace de la parte que uno no quiere ser, la que no quiere sacar, la que no debe ser. La parte cínica, crítica, tan subjetiva como uno mismo pero opuesta. La que siempre te dice que todo esta mal, asique, ¿para que preocuparse?, pero cuando todo esta bien, algo falla, algo se pasó por alto.
No puede estar todo bien.
Como la pirámide de las necesidades de Maslow, si se cumplio una necesidad, se pasa a las del siguiente nivel. Atribuimos prioridades a nuestras necesidades. Primero comida, lo mas basico que tenemos. Sigue la seguridad (tener un empleo, saber que no nos va a pasar nada) y así vamos escalando niveles, hasta llegar a clichés de necesidades socio-economicas bastante estúpidas. El problema, para mi, esta en el internivel, en el traspaso entre niveles.
Tal vez no entre los primeros. Tenemos comida, tenemos "seguridad". (Por suerte, a diferencia de otros continentes, pero es algo a lo que no podemos hacer mucho nosotros). El problema, para mi, radica en las necesidades siguientes. En las sociales. En las que nos competen como individuos en una sociedad, ya teniendo el cartón de leche cada mañana y un empleo para ganar el pan de cada día. Y es un problema, porque en cuanto uno cumple una necesidad, en vez de disfrutar, ya se preocupa por el proximo nivel (o la próxima necesidad del mismo nivel). Volvemos a estar insatisfechos, en crisis, buscando soluciones, analizando porque no estamos satisfechos, que falto, que nos falta, que nos sobra, como remediarlo. Y la alegría  de conseguir un objetivo, de satisfacer la necesidad, el "lo hice, lo conseguí!" se vuelve efímera. Y se pierde.
No se disfruta, y uno termina siendo un simple ente que hace cosas porque ey, somos humanos, pertenecemos a una sociedad  por la cual estamos influenciados, y que nos dice que ciertas cosas deben hacerse, y si uno no las hace, esta "mal", y que otras esta "mal" hacerlas. Somos rechazados, somos crucificados, señalados.

Tal vez, eso que esta en un rinconcito, que me dice que debo pensar en la proxima necesidad sin terminar de disfrutar lo que logré, no soy yo.
No soy yo originariamente. Se formo en mi por los demás.
Por la infancia, la adolescencia, la gente con la que me crucé y comparto todos los dias, los que nunca conocí pero influencian por medios visuales, gráficos, y otras yerbas comunicacionales.
Somos el resultado de interactuar con el mundo.
Y tal vez, solo tal vez, es una parte (inconsciente?) que interactua con la evolución de la sociedad, ese vertiginoso crecimiento que hace las cosas mas rápidas, cuanto antes, y mas eficientes en terminos de tiempo (Mas velocidad, mas temprana edad, mas en menos tiempo).

Una vez escuché que un psicologo alquilaba un cuarto para que, pagando, puedas romper todo, como terapia de descarga.
Es una forma de nacimiento de los mercados: hay una necesidad, y alguien esta dispuesto(y tiene los recursos) para satisfacerla (la otra sea implantar la necesidad, pero nos vamos  de tema).
Hace tiempo que quiero ir a un lugar asi.
Y poder, al menos figuradamente, patear el tablero.


Hay cosas que no me puedo sacar de la cabeza, y me acompañan siempre.


viernes, 29 de junio de 2012

El héroe de la Campera


Su mirada recorria el escenario.
Lo veia, no estaba muy lejos. Lo veia blandirse, luchar y usar todo lo que tenia, sus recursos, armas.
Cargaba un protector pesado, ineficiente. Le impedia desenvolverse como sabia, un soldado de los buenos. Su otro soldado tambien luchaba. Los veia, uno al lado del otro.
El calor recorria el lugar, las gotas de sudor recorrian frentes y manos de las personas.
Ruido, mucho ruido, dificil la concentracion. Ni hablar de comunicarse con sus soldados.
Sin embargo se desenvolvian bien.. excepto el primero.
Una carga dolorosa, pesada de llevar, protector tantas veces, hoy era un perjuicio.

Sabia que tenia que hacer algo. Antes de la batalla le habia recomendado "déjala, te entorpecerá". Tenian el resguardo disponible, protección, no había manera de que sea obtenida por los enemigos. El orgullo pudo mas.

Sabia el que, le faltaba el cómo. Era dificil intervenir, ademas de peligrar su propia integridad, y sobre todo, la de su soldado. Un movimiento en falso, y podria sobrellevar a que pierda su batalla. Esa intervencion que resulta negativa.

Y entonces, lo supo. En ese momento lo vio, toda su vida habia se reducia a este momento, por el cual habia sido procreado, por el cual habia asistido al campo de batalla, por el cual fue con sus soldados, por el cual era quien comandaba al grupo, aquel momento por el cual iba a figurar en los libros de historia.

Con un rapido movimiento, se fue acercando. Pasó por al lado del segundo soldado, que batallaba duramente, pero sabía que el podía. Rapidamente, con un accionar veloz, tomó la protección, la mirada con su amigo se cruzó fugazmente. "Yo te lo tengo". Asintieron ambos.
Huyo, dejando a su soldado luchar. La balanza se inclinaba a su favor; ahora estaba mucho mas cómodo y se notaba.
Ganó la batalla.

Su misión habia sido cumplida, ese destino que el mundo le deparaba..


Ser el héroe de la campera.

viernes, 23 de marzo de 2012

Not to ask


Mi curiosidad se me está llendo de las manos.

Me genera más ansiedad que respuestas.



miércoles, 21 de marzo de 2012

No Marco Polo

Lo mas grafico y metaforico que se puede ser.
¿Donde estoy?
He tenido esos momentos dubitativos. Muchos se han (nos hemos) preguntado: ¿De donde venimos y hacia donde vamos?
No es facil ignorar esas cuestiones "filosoficas", pero, ya que estamos.. de donde venimos ? Hacia donde vamos?

Como un pez cuya memoria es de corto plazo, ya no se de donde vine, que quise hacer. Se adonde quiero ir. Se adonde quiero ir ? Estoy llendo? Ponele que el intento está.
Por muchos años quise ir, encontrar ese.. ese que ? Y ahi es cuando nos atenemos al momento temporal en que planteamos estas dudas. Adonde quiero ir ? Tal vez, cuando elija mi "que", influido por cuestiones diversas del momento, e intente ir, circunstancias de la vida me hagan cambiar de destino antes de llegar. Y el esfuerzo realizado ? Y si llegaba?
Es un retroceso ? O estoy evitando un posible retroceso ? Muchos retrocesos he tenido, tambien he evitado tantos otros.

Viendo pasar la vida (?) debí plantearmelo.Sentarme y reflexionar. Hacia donde estoy llendo hoy ? Hacia allá. Adelante. Lo estaba esperando. Es lo que quiero ? Si. Mas que nunca.

Son esos momentos en los cuales tenes muchas direcciones para explorar, y ninguna pista de cual conviene, o de cual querriamos si supieramos las posibilidades. Lo mejor es dejarse llevar. Improvisar. Ese palpito, tomarlo y seguirlo. Tambien es la gracia: explorar sin saber que hay mas alla, uno nunca sabe con que se puede encontrar.. Pero probablemente sea grandioso.

lunes, 30 de enero de 2012

Believe it or not

El sábado pasado me pareció, por un momento, que mi anterior entrada era un chiste de mal gusto. La idea reptó dentro de mi cabeza como una especie de espectro benigno hasta el pasado jueves.

Sólo hasta al jueves, aclaremos.






Tengo casi 21 años y sigo creyendo en los Reyes Magos aparentemente.




La verdad tiene ese "qué se yo", viste?

domingo, 1 de enero de 2012

Pelotudo


Lo que sigue es una idea que tuve hace un tiempo, en parte inspirado por un acceso de ira. Mis opiniones no son exactamente las que expreso en caliente, pero como se suele decir por ahí, en todo dicho hay un fondo de verdad. Y esta no es la excepción.

Que lo disfruten!

El Pelotudo: víctima social o vengador del futuro?

Me propongo en este breve ensayo hacer una exposición de la condición del pelotudo moderno. Se trata, a mi entender, de un tema de importancia creciente en la actualidad debido al renovado acceso a medios de comunicación electrónicos que detenta la minoría social de pelotudos, los cuales han comenzado a mostrar sus opiniones y hartazgos con mayor soltura. El paso siguiente, entiendo, es la organización de un frente unido que vele por los derechos civiles de los pelotudos, que denuncie las injusticias que definen la pertenencia a tal grupo y coordine las formas de protesta que podrían ser eventualmente adoptadas. El paso final de este proceso sería naturalmente la fundación de una sociedad de fomento y un partido político homónimo.

En este sentido, considero relevante dar una introducción a la esencia del pelotudo; no tanto una definición, sino más bien una descripción. Confío en el lector la elaboración de su propia definición de pelotudo, una vez que identifique la personalidad a la que me refiero.

Ser un pelotudo es más que una actitud, es una posición filosófica frente a la vida. Se trata de una cosmovisión tácita, una especie de moral del pelotudo, que encamina las decisiones que se toman día a día en lo que se convierte aquello que los demás perciben como su identidad.

La gente juzga por lo que se le muestra, o mejor dicho, lo que cree ver: la mujer promedio lo ejemplifica perfectamente. Ésta responde en un 99% de los casos, sintiéndose atraída por el típico soltero independiente de bolsillo solvente, que la supera en todo (pero que nunca se lo hace notar); un personaje que demuestra durante el cortejo una distancia que hace sospechar indiferencia, y que se ve como una insensible pared de músculo a la cual siempre se le puede achacar –como espacio disponible para que ella se queje con sus amigas- el hecho de no compartir sus sentimientos ni de sentarse a escucharla cuando ella tiene algo que decir. Por otra parte, la mujer promedio ve en el pelotudo la forma "aberrante" que toma el hombre sensible, sensibilidad que, paradójicamente, no encuentra en el macho "idóneo" que tiene al lado. Cualquiera puede comprobar que el hombre emocionalmente comprometido con la relación que encara carece de sex appeal para el sexo opuesto (entendiendo el compromiso emocional como un factor importante de su personalidad, y no como una decisión a regañadientes tomada por un soltero exitoso que dijo "basta" después de dos décadas de joda).

En este sentido juega y fuerte la retorcida psiquis femenina que, por un lado, no puede frenar el instinto de Eros hacia la predilección por el hombre rudo, insensible, indiferente, violento inclusive, que la toma entre sus brazos con el salvajismo del que no repara en las preferencias del otro -más que como un simple protocolo con sentido hasta concretada la conquista- y que redunda en momentos compartidos, vacíos de todo significado romántico (algo heredado probablemente de nuestros ancestros homínidos, organizados bajo dominios patriarcales violentos, análogamente al comportamiento social de los chimpancés actuales). Pero, al mismo tiempo, las pinzas del Ego (atizadas por la cultura del feminismo beligerante) hacen patente que en los momentos del mimo, la caricia, la contención y sobre todo, la constancia y el respeto por la condición de mujer, se requiere otro tipo de hombre; y finalmente, acaban cerrándose alrededor del ideal etéreo del hombre sensible, del personaje que les dé "su lugar". La patente incompatibilidad entre ambas personalidades, y la evidente predilección de la primera sobre la segunda -que, hay que decirlo, es propia del pelotudo-, convierte cualquier conversación entre mujeres que toque estos temas en una sinfonía bizarra, de efectos vomitivos para cualquier pelotudo que escuche. La hipocresía del reclamo de la mujer disconforme, histérica, es simplemente intolerable. Siempre, desde luego, suponiendo que el pelotudo en cuestión reconozca su condición de estafado cósmico en la distribución de roles en la gran comedia de la vida; en caso contrario, puede llegar a interpretar estúpidamente que la mujer bajo protesta "necesita" de un hombre como él, y verse arrastrado a una persecución condenada al fracaso.

Pecando tal vez de insistente, reitero, es indudable que existe una especie de sensación de rechazo por aquello que justamente se achaca en las charlas cotorreras entre las amigas que se juntan a criticar sus posibles (o actuales) parejas, parejas tipificadas por el estereotipo de flaco que acabo de resumir. Dado que el pelotudo tiene por norma un buen oído y un hombro para contener, pero también la sensibilidad suficiente para reclamar una muestra inequívoca de afecto y de dependencia mutua con respecto a la mujer, sea cual sea el cariz romántico de la relación, esto termina redundando en la bien conocida condición de amigo “coche fúnebre” -en el mejor de los casos- o simplemente en el pelotudo marginado, en el otro extremo. Esto es importante de hacer notar: el pelotudo tiene un rol asignado por la sociedad por default, el de ser empleado como medio para superar adversidades emotivas por las mujeres arrojadas al desamparo por sus parejas actuales o ex parejas, un rol que redunda en el beneficio totalmente asimétrico que supone el ser un instrumento de desahogo.

Pelotudo no se es por genética, sino por pertenencia a un grupo social; es una posición creada en gran medida por las mujeres en su frenesí efímero e histérico por una felicidad que sencillamente no ven teniéndola en frente.

¿Existe promesa de redención feliz para el pelotudo? Lo dudo. Si Ud. se considera parte de esta reducida comunidad de espectadores eternos de la felicidad ajena, enquistado en posiciones de amigo coche fúnebre como acabo de describir, entonces seguramente haya sido objeto de peroratas interminables de contenido redentor del tipo “ya va a llegar tu momento”. Tales afirmaciones no sólo carecen de asidero fáctico, sino que el hecho que hayan sido pronunciadas oficia, justamente, de prueba directa en contrario. Nunca estará "tu momento" más lejano que cuando alguien diga que está cercano, con una palmadita en la espalda. La lástima es el sentimiento gemelo que surge en la gente autosuficiente cuando se toma la molestia de utilizar el sentido de empatía con el pelotudo. El sentimiento hermano es la hilaridad, tipificada por el “¡qué pelotudo!” seguido de carcajadas, aunque esta reacción puede considerarse políticamente incorrecta en charlas individuales, y tiende a manifestarse únicamente en grupos más o menos grandes en los cuales la culpa de la burla se disuelve en el número. Inspirar risa burlona o lástima por igual, es marca registrada del pelotudo; y ser objeto de palabras de aliento simplemente confirma que salir de tal condición, la de ser alguien en quien la sociedad se caga y cagará de forma sistemática por bastante tiempo, está -como mínimo- más lejos que si no se hubiese dicho nada.

Las únicas dos cosas a las cuales puede aferrarse un pelotudo, su espada y su escudo, son sencillamente estas: su dignidad y su rencor. La primera es el bien inalienable al que accede en el momento de su nacimiento toda persona humana; es el valor de la voluntad de ser (sea lo que sea aquello en lo que uno se convierta) sin haber sido hecho por una voluntad ajena, ya sea ésta un imperativo objetivo (por ejemplo, el instinto, esculpido por la selección natural y que rige sobre los animales) o subjetivo (otra persona, dueña de nuestras vidas). No importa desde una perspectiva trascendente, cósmica, que una sociedad te oprima bajo la etiqueta de perdedor y te excluya de los placeres del éxito: siempre será el pelotudo una criatura más valiosa que un pavo real.

Por último, el rencor es la última esperanza real de redención (aunque parcial e incompleta) a la que puede aspirar un pelotudo. Por sí solo, el rencor es un sentimiento poco importante; pero sazonado con un poco de ambición -que dé acceso a un cierto poder- se convierte en el vehículo de la venganza tanto simbólica como concreta. Si la frustración de la opresión genera un impulso de sacrificio y trabajo duro, en pos de objetivos que la sociedad no impida explícitamente que el pelotudo alcance (básicamente, estudiando aquello que nadie estudia y/o trabajando de aquello que nadie quiere trabajar), entonces existe la posibilidad de alcanzar tarde o temprano una posición de relativo poder, aunque se trate de un hecho contingente y seguramente efímero, que le permita descargar el fruto de los rencores añejados por años, de forma categórica. Humillación pública, exaltación de diferencias económicas y/o culturales, acceso a medios legales de infligir pérdidas materiales desastrosas, “accidentes” deliberados, o quizá algo tan pequeño como llevar a cagar al perro al jardín del antiguo opresor durante el paseo diario, se cuentan entre las posibles formas alocadas y apetitosas que puede tomar la venganza.

Es algo natural y largamente justificado: se trata en definitiva de devolver algo de equilibrio a este cosmos desigual. Y si es posible, de hacerlo desde el anonimato, disfrutando del espectáculo.